Homosexualidad y deporte: un tema, todavía, tabú.

Tradicionalmente, el deporte ha sido un espacio de dominación masculino.

Megan Rapinoe, elegida la Mejor Jugadora, Balón de Oro Femenina y Bota de Oro en 2019

El deporte ha sido históricamente un lugar de dominación masculina, reservado a un único colectivo: los hombres que cumplen con los requisitos de lo que Connell denomina masculinidad hegemónica (heterosexualidad, desarrollo físico, poca afectividad).  Este dominio explicaría la poca participación de las mujeres y el rechazo de la homosexualidad en la práctica deportiva. A pesar del cambio social respeto a la homosexualidad, el deporte sigue siendo uno de los principales espacios donde más rechazo hay hacia este colectivo.

«Gay men are accepted in films, music and politics because people came out and broke the mould and stereotype in those industries. What I am trying to do is break the trend in rugby and sport in general and show any aspiring sportsman, regardless of his age, that the mould has been broken.»

Gareth Thomas. Jugador de rugby (1994-2010).
Un activista saltó al campo de juego con una bandera LGBT en repudio a la polémica ley húngara en la Eurocopa de 2021.
Martina Navratilova ex tenista que sumó 59 títulos de Grand Slam.
Ian Thorpe, ex nadador australiano, ganó cinco medallas de oro en los Juegos Olímpicos y en 2001 se convirtió en la única persona en ganar seis medallas de oro en un solo Campeonato Mundial de Natación.

De la misma manera que el origen o la clase social, el colectivo heterosexual tiene una clara función de poder y control social en la esfera deportiva, evitando la participación de aquellos que levantan sospechas respeto a su orientación sexual y que pueda romper el dominio natural heterosexual. De esta manera, se coge como referencia estereotipos culturales que están asociados a la apariencia y partes del cuerpo, mostrando un rechazo social de todo aquella que sea opuesto al ideal de natural heterosexual. De hecho, expresiones con una finalidad despectiva (niña, nena, marica, etc.) suelen ser utilizadas en el ámbito deportivo hacia los hombres que no superan los resultados esperados.

Al mismo tiempo, se utilizan calificaciones hacia las mujeres que están muy por encima de lo «normal» (marimacho, lesbiana, etc.), y que sirven para sancionar positiva o negativamente a los deportistas, ejerciendo una presión tal que en muchas ocasiones expulsan de la institución deportiva a personas del colectivo LGTBI. Además, estos descalificativos suelen ir acompañados de aislamiento social, estereotipos negativos o acoso verbal

Pese a todo, el cambio social que se han vivido en algunos países ha creado un espacio mucho mas respetuoso hacia la diversidad sexual. Por lo que hace a nuestro espacio, el espacio del deporte, estos cambios sociales han permitido que cada vez haya más deportistas  LGTBI y que cada vez más los deportistas heterosexuales defienden y respetan los derechos de los gays y lesbianas. Debido a las discriminaciones y ataques que han sufrido los deportistas LGTBI, nace un movimiento deportivo que quiere dar cabida a todas las personas que, sin tener en cuenta su orientación sexual, quieran disfrutar del deporte con las máximas garantías.

El primer paso para promocionar el deporte LGTBI tuvo lugar en la ciudad de San Francisco, donde se celebraron los primeros Juegos Gays (Gay Games) en 1982, creados por el ex deportista olímpico Tom Waddell.  A partir de ese año, este evento se ha celebrado cada cuatro años en diferentes ciudades de todo el mundo. Una competición en la que puede participar cualquier deportista, sin importar su orientación sexual, y en la que es relevante el hecho de que las pruebas no son clasificatorias. A partir de la celebración de estos juegos, surgieron nuevas organizaciones y asociaciones para fomentar el deporte en este colectivo.  Entre ellas, encontramos a la Federación Europea del Deporte Gay y Lesbiano (EGLSF), fundada en 1989 en La Haya, que cuenta actualmente con más de 10.000 miembros. En España, se inicia en Barcelona la creación del Club Panteres Grogues en 1994, una asociación sin ánimo de lucro que tiene por objetivo ofrecer un espacio donde gays, lesbianas, bisexuales y trans puedan desarrollar una actividad deportiva.  Actualmente existen once clubes en toda España. Debido a esta situación nace en 2009 la Asociación Deportiva Ibérica LGTB, que aglutina a todas las asociaciones de la península y que además se encuentra vinculada a la Federación Europea del Deporte Gay y Lesbiano.

Aunque todavía queda un largo camino por recorrer en esta problemática, son muchos los deportistas que están o han estado al máximo nivel que han sido muy valientes y han decidido salir del armario. Estos son algunos de los muchos deportistas que han decidido romper con los estereotipos del colectivo LGTBI en el deporte:

Gareth Thomas

Ex–jugador británico de rugby que se desempeñaba como fullback. Considerado uno de los mejores jugadores de la historia. En diciembre de 2009 anunció públicamente su homosexualidad en una entrevista concedida al Daily Mail. En septiembre de 2019 anunció por Twitter, para combatir la serofobia, que tiene VIH+ y así es el primer atleta británico (de élite) que confiesa ser seropositivo.

Víctor Gutiérrez

Waterpolista español, miembro de la selección nacional y del Club Natació Terrassa, que se desempeña en la posición de boya. Hizo pública su homosexualidad en una entrevista en la revista Shangay Express.

Megan Rapinoe

Futbolista profesional estadounidense que juega como centrocampista o extremo en el OL Reign de la National Women’s Soccer League. El 23 de septiembre de 2019 fue elegida la Mejor Jugadora de 2019 por la FIFA y recibió el Balón de Oro Femenino.

Justin Fashanu

Fue un jugador de fútbol inglés. En 1990 Fashanu fue tratado con hostilidad tras convertirse en el primer futbolista de cierta fama que se identificó públicamente como homosexual. En 1998 fue interrogado por la policía de EE. UU. cuando un joven de 17 años lo acusó de agresión sexual. La policía abandonó el caso por falta de pruebas, pero Fashanu se suicidó en mayo de ese año, protestando porque «ya había sido considerado culpable».

El acceso a la práctica deportiva sigue siendo en el siglo xxi fuente de discriminaciones para las minorías sexuales, como lo es para las minorías étnicas, para la población discapacitada, e incluso para mayorías sociales, por cuanto el género femenino o las clases sociales en situación de exclusión social, siguen encontrándose constreñidas para participar en el ámbito deportivo.

Es innegable que, aunque el cambio social que está creciendo en muchos países hacía el respeto y aceptación del colectivo LGTBI en el escenario deportivo, todavía queda un camino muy largo por recorrer. Cómo muy bien dice el ex jugador rugby Gareth Thomas, en otros ámbitos, el colectivo homosexual es aceptado en otras esferas de la sociedad porque se han roto los moldes tradicionales y esto es lo que está pasando ahora en el deporte.

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